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lunes, 16 de noviembre de 2009

LA ADICCION A LA COMIDA Y COMO SUPERARLA

Estamos acostumbrados a escuchar de diferentes tipos de adicciones como lo son al alcohol, las drogas, al cigarro, al juego, a las compras… pero ¿la comida como adicción? ¿Cómo es posible, si la comida es una necesidad básica del ser humano, a diferencia de las anteriores mencionadas? , ¿Qué es lo que convierte a la comida en una sustancia adictiva? Esto se hace difícil de distinguir cuando la comida es aceptada socialmente, pues a nadie se le niega la comida o se le ve mal por el acto de comer. Se justifica cuando se dice que “comer bien” es sinónimo de salud o cuando la gente se refiere a alguien que gusta de la comida como de “buen diente”.
Una definición acerca de lo que es una adicción puede ser de la siguiente manera: “Cuando uno no tiene la sustancia, se siente mal; cuando la tiene no se siente bien”. Un adicto intenta dejar de hacer algo, trata de controlar una y otra vez su relación obsesiva con la comida, y a pesar de breves períodos de control, retorna a la adicción. La adicción a la comida es considerada un desorden alimenticio, compuesto por tres fases:
1. Existe tolerancia a la sustancia: La persona tolera la sustancia muy diferente a las demás, esto se hace notorio cuando tiene la capacidad de ingerir cantidades de alimentos mucho mayores que los demás sin grandes molestias.
2. Manifestación de síntomas de la abstinencia: Cuando la persona hace intentos por abstenerse del azúcar, que es una de las sustancias más adictivas, experimenta: fatiga, irritabilidad, cambio de humor, insomnio, etc. Estos síntomas aparecen al cuarto día de haber comenzado una “dieta”, en donde es muy fácil re caer nuevamente.
3. El ansia después de la abstinencia: Incluso después de haber abandonado la sustancia ofensiva, la persona puede seguir experimentando antojos psicológicos, aunque la angustia física haya desaparecido. Esas ansias son las que hacen que la persona recaiga, si no tiene un apoyo psicológico que le permita ver de qué se está evadiendo, qué papel juega la comida en su vida, cual es el vacio que se está intentando llenar.
Comer por compulsión refleja el grado de ansiedad y la incapacidad para superar la frustración y la presión del ritmo de vida que la persona está llevando. La comida alivia la presión y ayuda a enfrentar los problemas que agobian. Habrá quienes rechacen la idea y se sientan personas seguras, independientes y muy competentes, así como rechazarán la idea de que el furor por comer guarde relación alguna con la presión. En otras palabras, la persona se encuentra en un estado de negación del problema, lo cual es uno de los obstáculos más grandes para poder realizar algún cambio al respecto.
Cuando la persona es capaz de” tocar fondo” ya sea por una inesperada enfermedad, o tan simple porque un día ya se hastió de verse en el espejo y reprocharse, entonces cae el velo de la negación y esta lista para dar el primer paso: reconocer que es impotente ante la comida y su vida se ha vuelto ingobernable, así como ser capaz de darse cuenta que solo no puede cambiar y que necesita pedir ayuda para salir de este remolino de la comida compulsiva. Para esto es recomendable acercarse al apoyo que proporcionan los grupos, ya sea Comedores Compulsivos Anónimos o asistir a una terapia grupal dirigido por psicólogos especialistas en la materia.
El desorden reside en la relación de la persona con la comida y no en los kilos que pesa. La recuperación consistirá en establecer una nueva relación con la comida, y no en obsesionarse con los kilos que marca la báscula. Al desaparecer la seguridad que vincula a la persona con la comida, se adquiere la flexibilidad necesaria para fluir con los cambios de la vida
Más allá del esfuerzo o de la fuerza de voluntad que requiere abandonar una adicción, se requiere de un gran valor para tomar la vida plenamente sin requerir de muletas como son las adicciones, vale la pena optar por el camino que lleva hacia la libertad de uno mismo.