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sábado, 9 de enero de 2010

CAMBIA TU MANERA DE PENSAR Y CAMBIARAS TU VIDA


Por muchos años, la psicología tradicional se ha esforzado en estudiar los aspectos negativos y patológicos del ser humano como la ansiedad, estrés, depresión, etc., dejando de lado a menudo el estudio de aspectos más positivos como, por ejemplo, la creatividad, la inteligencia emocional, el humor, la sabiduría, la felicidad.
Es a finales de finales de los años 1990 cuando el reconocido investigador Martin Seligman , le da un giro totalmente diferente proponiendo la creación de la psicología positiva como corriente específica dentro de la psicología.
¿Qué es la Psicología positiva?
Se define la Psicología Positiva como la rama de la Psicología que se dedica al estudio del funcionamiento óptimo de las personas. Se propone descubrir y promover los factores que les permiten a los individuos y a las comunidades vivir plenamente, es decir, construir una “buena vida”.
Incluye diversos aspectos del ser humano: emociones positivas como la felicidad, la alegría o el amor, y fortalezas como el optimismo, la creatividad, la gratitud, la sabiduría, o la resiliencia.
Emociones positivas
Las emociones positivas tienen un impacto en la vida de las personas pues amplían sus recursos intelectuales, físicos y sociales y los hacen más perdurables, acrecientan las reservas a las que podemos recurrir cuando se nos presenta una amenaza o una oportunidad. Cuando estamos de “vibra positiva”, las personas como nosotros mejoran, y la amistad, las relaciones amorosas tienen más posibilidades de mejorar.
La actitud positiva nos hace adoptar una forma de pensamiento totalmente distinta a la actitud negativa. El estado anímico positivo mueve a las personas a adoptar una forma de pensar creativa, tolerante, constructiva, generosa y relajada. Este estilo de pensamiento tiene por objetivo resaltar lo que está bien, no lo que está mal. No cambia de curso para detectar errores, sino que se afina para hallar virtudes.
Actualmente los problemas están asociados a las emociones negativas o son producto de ellas, sin embargo, prevenir o reducir las emociones negativas no lleva por si solo al cultivo de las emociones positivas, ni a la felicidad. Así pues, en nuestras manos está el hecho de cultivar las emociones positivas en nuestras vidas y en las de aquellos que nos rodean, no solo por el bienestar que nos proporcionan, sino porque nos transforman en mejores personas y elevan nuestra calidad de vida en el futuro.

La verdadera felicidad
La felicidad es un concepto con profundos significados, incluye alegría, pero también otras muchas emociones, algunas de las cuales no son necesariamente positivas (compromiso, lucha, reto, incluso dolor). Así, el ser humano ha tendido siempre a perseguir la felicidad como una meta o un fin, como un estado de bienestar ideal y permanente al que llegar. Sin embargo, parece ser que la felicidad se compone de pequeños momentos, de detalles vividos en el día a día, y quizá su principal característica reside en su capacidad de aparecer y desaparecer de forma constante a lo largo de nuestras vidas.

Optimismo y el poder del pensamiento positivo
El optimismo es la tendencia a esperar que el futuro depare resultados favorables, es el valor que nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo positivo que tienen las personas y las circunstancias, confiando en nuestras capacidades y posibilidades junto con la ayuda que podemos recibir. La principal diferencia que existe entre una actitud optimista y su contraparte –el pesimismo- radica en el enfoque con que se aprecian las cosas: empeñarnos en descubrir inconvenientes y dificultades nos provoca apatía y desánimo. El optimismo supone hacer ese mismo esfuerzo para encontrar soluciones, ventajas y posibilidades.

Desarrollo de las fortalezas
Prácticamente cualquier persona normal puede obtener con el tiempo, esfuerzo y determinación suficientes las fortalezas. Una fortaleza es un rasgo, una característica psicológica que se presenta en situaciones distintas y a lo largo del tiempo y que a menudo lleva a tener consecuencias positivas.
Seligman menciona veinticuatro fortalezas, dentro de las cuales se encuentran: el amor por el conocimiento, perseverancia, inteligencia social, integridad, humildad, esperanza, gratitud, por mencionar algunas.
Por último, valdría la pena preguntarnos si el ser humano necesita enfocarse en corregir las debilidades, o más bien es poner la atención en desarrollar y ejercitar las fortalezas personales en las diferentes áreas de la vida: el trabajo, el amor, la educación de los hijos etc., ¿Te has preguntado como cambiaria tu vida llevando al máximo tus fortalezas y recursos?